(Trabajo del Taller de Escritura para Jóvenes 2020. Género: cuento.)
Todo
ocurrió una noche de agosto. El 21, para ser exactos.
Esa
mañana Eric se levantó. Aquel día era uno como cualquier otro. Apresuradamente
bebió una taza de café que el mismo se preparó. Debía llegar temprano;
trabajaba en la estación de policía numero 44 como detective. A las 19:30 salia
del trabajo; le tomaba 30 minutos llegar a su casa.
Al
llegar se sirvió un vaso de whisky con unos cubos de hielo, se sentó en el
sillón de la sala, cerró los ojos y nunca los volvió a abrir.
19 de agosto 20:30pm
Eric
estaba sentado en el sillón de la sala con un vaso de whisky mientras esperaba
la cena. Luego de un rato su esposa llamó a la mesa. Sus brazos amorotonados le
daban un aspecto lúgubre pero aún así su belleza resaltaba.
20 de agosto 20:15 pm
Un
fuerte grito femenino se oyó en la cocina. Thomas rápidamente acudió al lugar.
Su madre estaba tirada en el suelo; su mano izquierda tapaba su ojo derecho; su
padre estaba enojado como muchas veces lo había visto.
No
era la primera vez que golpeaba a su madre.
22 de agosto 10:00 am
Informe forense
Causa
de muerte: envenenamiento.
Residuos
de whisky en sangre.
21 de agosto 13:00 pm
–Cariño,
pon esto en el freeze. Son especiales para papi –dijo, tendiéndole la cubetera
llena de agua.
Thomas
hizo lo que su madre dijo; luego fue a ver televisión.
Gloria
esperaba impaciente a su hombre. La tortura constante acabaría. Un poco de
whisky, unos cubos de hielo especiales y listo: ese imbécil no volvería a
tocarla, ni a ella ni a su hijo.
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